100 tortillas ‘eternas’
¿Qué convierte en especial una situación, un objeto, una experiencia o un plato? Principalmente, que sean únicos e irrepetibles. Para mí, hacer tortillas es algo similar a una expresión artística, un proceso único que desemboca en algo redondo que se come. Un camino místico entre fogones y cuchillos, cuidado, arriesgado, con la mente puesta en el paladar de quien la degusta esta noche conmigo. Hechas con la intención de trascender al tiempo. Sin embargo, a menudo esa tortilla compite irremediablemente con el sobredimensionado e invencible recuerdo del sabor de centenares previas. A mis tortillas les faltaba un ingrediente, pues, para llegar a la altura en quien las come de la importancia que les doy al cocinarlas: ser irrepetibles. Por eso, para honrarlas y que sean degustadas con la misma mirada atemporal, debo ponerles punto y final. Estas son las últimas 100 tortillas que cocinaré y las historias de lo que fueron y con quien fueron, para que conquisten a fuego la eternidad que tanto anhelaban en la sartén.